21 de noviembre de 2007

Desparejas

Desde que nacemos nos socializan para que nos unamos al desfile, al rebaño, a la corriente, para que perdamos nuestra individualidad dejandonos conformar por instituciones artificiales que solo tienen una finalidad: domesticarnos. Como adultos domésticos tenemos a nuestras espaldas un bagaje de disciplina y sometimiento que es dificil poder quitarnos de encima. Ese control, esa fragmentación, que luego continua como un bombardeo durante la edad adulta hace que consideremos como una cosa, que fetichicemos, como diria Marx, hasta nuestros sentimientos. De ahí la institucion de la pareja, germen del primer paso de reproducción de lo social, la familia. La pareja comun, aunque suele haber cada vez mas excepciones, se basa en encontrar a alguien, practicamente a cualquiera, que nos de seguridad, que nos afirme en las arenas movedizas que es la vida. Por mucho que la sociedad intente hacernos creer que todo es seguro y facil, la vida se basa en el devenir, en el cambio,en lo incontrolable. Y la pareja es el primer paso despues de la mamá y el papá para que evitemos la desazonadora sensacion de estar constantemente luchando por nuestra felicidad, por nuestra estabilidad, por el placer. Con una mujer o un hombre al lado tenemos la seguridad de que nuestra necesidad de sentimientos desarrollados y recibidos esta cubierta (como un salario minimo, como una pajaro en mano en vez de ciento volando, pero seguro). Tenemos tambien asegurado que la necesidad sexual tendra una satisfaccion mas bien mediocre pero mas o menos habitual. Igualmente, y cada vez mas, sabemos que podremos optar mas facilmelte a participar en la competicion integradora del consumo, y que podremos llevar ropas y aparatitos de marca como los demas para no quedarnos atras como seres mas pobres y peor mirados por el ojo que todo lo ve y todo lo jode. Incluso con pareja podremos compranos por fin una casa convirtiendonos es siervos dependientes del banco durante treinta años. Olvidamos que navegamos sobre aguas tormentosas, que la vida es total movimiento, avance y terremoto, placer y tempestad tranformandose continuamente. Que en el fondo de nosotros siempre bulle esa necesidad de plenitud, de vida, de intensidad que si nos empeñamos en manipular, en encerrar en cajitas con etiquetas para tener controladas, siempre nos pasara factura. Y nos la pasa: acabamos siendo seres amargados y tristes, los hombres grises que perseguian a Momo, apalancados frente a la television, dejandose llevar a donde quieren otros que vayamos, con preocupaciones absurdas como cuando saldrá el proximo juego de la play, o cual es la serie que emiten despues de esta que vemos. Y todo esto sin tener lleno el deposito de humanidad que siempre esta a la espera de ser saciado. Eso si, podremos pasear con nuestra pareja para aparentar felicidad en conserva, y echaremos un mal polvo un dia a la semana, si es que llega. E incluso aparentaremos educar bien a nuestro hijos. Es decir, disciplinarlos y dirigirlos hacia la emulacion de nuestra propia mediocridad. Menos mal que yo lo que busco es la des-pareja, y no la triste limitación en un mundo oxidado formado por dos seres domesticados. ¡Abajo la pareja¡

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