22 de julio de 2009

Micheletti y su "amor" al pueblo

Roberto Micheletti, el dictador hondureño, parece que ha actuado durante toda su vida con su mismo "amor al pueblo" que hoy. De hecho, su actitud es la misma de los politicos liberales, que invocan solo su amor al pueblo y a la democracia de boquilla mientras por detras actuan exclusivamente para llenarse el bolsillo.

Roberto Micheletti aprovecho las inundaciones de 1980 en El Progreso para enriquecerse. El era el dueño de una empresa de transportes, y pensando en que su inmunidad como diputado (ya lo era) le evitaria cualquier investigacion, subio las tarifas de los autobuses aprovechando que las inundaciones harian que el pueblo usara mas sus servicios.

Es decir, en vez de actuar como diputado, al servicio del pueblo, ayudando al pueblo, facilitandole las cosas cediendo gratuitamente sus autobuses en esos momentos de desgracia, se lo penso bien y se lucro a su costa.

Afortunadamente, y a pesar de la inmunidad como diputado, el escandalo fue tal que fue arrestado por el encargado de transportes de la ciudad, aunque termino siendo liberado por otros esquilmadores como el (a pesar de los que intentaron defender al pueblo en esos momentos de crisis de la ciudada).

Como se ve la actitud de Micheletti no es nueva. Asi es el y los que defiende lo que el. En su caso esta demostrado que no pretende la justicia para el pueblo, sino beneficiarse de su sufrimiento (exactamente igual que con su golpe de Estado actual), aunque su actitud podria aplicarse quizas a todos aquellos vociferantes que convierten en sacrosanta la democracia liberal solo de boquilla, mientras solo la quieren para beneficiar a sus empresas, a sus familiares y amigos.

El articulo publicado en www.aporrea.org, con las noticias del acontecimietno delictivo escaneado:


"Erase una vez un Goriletti que tenia una empresa de transporte público llamada Gorili-TUPSA en la Ciudad de Progreso, pero no manejaba sus vehículos, solo tenia una oficina desde donde controlaba su negocio.


Un día, aburrido en su oficina, se asomó por la ventana y vio llover. Llovió y llovió todo el día, llovió tanto que se crecieron los ríos, se desbordaron, las poblaciones quedaron asiladas. Goriletti pensó "El pueblo debe estar sufriendo: ¿Qué debo hacer?" y después de un rato caminando de aquí a allá, de allá a aquí, como un gran estratega, con los brazos detrás de la espalda, atribulado, midiendo y sopesando cada posibilidad de su accionar, hasta que después de 0,3 microsegundos de reflexionar y reflexionar gritó "¡¡EUREKA!!" y se puso en febril actividad para llevar a cabo su plan: aprovechar las lluvias para subir el precio del transporte de 1,40 lempiras a 4 lempiras, y así lo hizo!!!

Luego un pensamiento aterrador cruzó su espíritu, se acordó de la existencia de la ley y las instituciones del estado, pensó que su brillante plan se vendría abajo pero recordó que era DIPUTADO y que eso le daba inmunidad, qué importaba la ley si él mismo escribía la ley. Así que ya superados los obstáculos elevó los precios de sus autobuses y lanzó está proclama: !!Quién quiera viajar en Gorila-tours debe pagar 4 lempiras!!!

Pero de repente....

.....apresaron a Goriletti. El Capitán Hernán Seaman encargado de Transito de la Ciudad de Progreso agarró al buen Goriletti y lo mandó preso por adulterar el precio de las tarifas del transporte cuando el pueblo pasaba por un momento crítico de desastre natural producto de las lluvias.

Goriletti no lo podía creer, ¿acaso había ley para un diputado? ¿acaso había ley para un militante del Partido Liberal? Ah no, eso no podía quedarse así, movió sus contactos, llamó al partido, llamó y llamó y denunció que alguien lo quería poner bajo el orden de la ley, a él, que era padre de la patria, diputado, constituyente y además dueño y amo de los autobuses de Gorila-Tours. Entre todos sus contactos logró levantar un pequeño ejército de conductores, miembros del partido liberal y otras personas que fueron hasta tránsito y lograron liberarlo y sacarlo en hombros del lugar.

Goriletti regresó a su pequeña oficina de Gorili-Tupsa, ese día había logrado mucho, el precio continuó a 4 lempiras, y él seguía por encima de ley, se sirvió un trago, y pensó "ojalá siga lloviendo".

Para leer la noticia (recomendable), ampliar o entrar en el vinculo de mas abajo

http://www.aporrea.org/tiburon/n139073.html

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